¿Cómo se habita un bosque sin destruirlo? ¿Y cómo se transmite ese conocimiento de generación en generación? En muchos territorios indígenas de América Latina, son las mujeres quienes guardan las respuestas. Sus prácticas ancestrales de sostenibilidad no solo protegen la biodiversidad, sino que enseñan cómo vivir en armonía con la tierra en tiempos de crisis climática.

Los saberes y prácticas ancestrales de sostenibilidad son el resultado de siglos de observación, respeto y diálogo con la naturaleza. Las mujeres indígenas, como portadoras de estos conocimientos, no solo alimentan a sus comunidades, también sostienen sistemas ecológicos completos. Hoy, más que nunca, sus acciones son clave frente a la emergencia ambiental.
Prácticas ancestrales de sostenibilidad para la vida
- Kuojtakiloyan: agroforestería sostenible en Puebla. En la Sierra Norte de Puebla, comunidades nahuas y totonacas han desarrollado un sistema conocido como kuojtakiloyan, que en lengua masewal significa “bosque útil”. Bajo este modelo, mujeres indígenas gestionan cultivos de café, plátano y aguacate junto con plantas medicinales y abejas nativas. Esta forma de producción preserva los suelos, protege la flora y fauna local, y garantiza alimentos sin agredir el entorno.
- Las Chelemeras: restauración de manglares en Yucatán. En Chelem, Yucatán, un grupo de mujeres mayas lidera la restauración de más de 100 hectáreas de manglares dañados. Construyen viveros de mangle y limpian canales para recuperar el flujo de agua dulce. Su labor frena la pérdida de biodiversidad costera y reduce los impactos del cambio climático en sus comunidades. Este trabajo no solo es ambiental, es también político: recuperar el manglar es recuperar el territorio.
- Milpa: herencia maya para la soberanía alimentaria. En Guatemala, las mujeres han mantenido viva la milpa, un sistema agrícola milenario que cultiva maíz, frijol y calabaza. Esta combinación no solo es nutritiva, sino que regenera el suelo, conserva variedades nativas y fortalece la autonomía alimentaria. Frente al avance de la comida ultra procesada, la milpa es una resistencia silenciosa que protege tanto la salud como la biodiversidad agrícola.
- Las Guardianas del Conchalito: manglares y comunidad. En La Paz, Baja California Sur, Las Guardianas del Conchalito promueven la conservación de manglares y biodiversidad marina. Además de establecer viveros y programas de educación ambiental, fomentan la participación comunitaria, integrando el cuidado ambiental con la justicia social.
- Red de Mujeres Indígenas sobre Biodiversidad. Esta red regional ha sido clave en visibilizar el rol de las mujeres indígenas en la conservación ambiental. Durante la COP16, su presencia destacó la urgencia de incluir sus voces en las políticas climáticas globales.
Honrar el conocimiento que cuida la vida
Las prácticas ancestrales de sostenibilidad no pertenecen al pasado: son una respuesta presente y urgente frente a la crisis ecológica. Reconocer, proteger y amplificar estos saberes no es un acto simbólico, es un paso esencial para garantizar un futuro habitable para todas las personas. ¿Estamos escuchando lo que las mujeres indígenas tienen que enseñarnos?
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