¿Es posible hablar de paz si no se cuestionan las desigualdades? La convivencia en paz, entendida desde una perspectiva de género, va más allá de la ausencia de violencia: implica justicia, equidad y respeto a las diversidades. A continuación, te explicamos por qué la paz no puede ser plena si no es feminista.

La convivencia en paz es definida por la ONU como la capacidad de vivir juntos en armonía, aceptando y valorando las diferencias. Esto incluye promover la comprensión mutua, la solidaridad y la resolución pacífica de los conflictos. Pero este concepto, muchas veces usado en discursos oficiales, necesita ser ampliado para ser realmente inclusivo.
¿Qué aporta la perspectiva de género?
Desde el feminismo y los estudios de género, se plantea que no puede haber convivencia pacífica si las relaciones sociales siguen reproduciendo violencia estructural contra mujeres y personas LGBTIQ+. Según ONU Mujeres, una de cada tres mujeres en el mundo ha sufrido violencia física o sexual en algún momento de su vida. Esto nos obliga a repensar qué significa vivir en paz.
Incluir la perspectiva de género implica:
- Reconocer las violencias patriarcales como parte de los conflictos sociales.
- Asegurar la participación plena y equitativa de mujeres y disidencias en espacios de toma de decisiones.
- Visibilizar el trabajo de cuidado y su rol en la sostenibilidad de la vida.
- Promover políticas públicas que respondan a las desigualdades interseccionales (género, clase, etnia, discapacidad, orientación sexual).
Educación para la convivencia en paz con enfoque de género
La UNESCO sostiene que la educación para la paz debe ser un proceso transformador que promueva valores de igualdad, respeto y justicia social. Esto no es posible si las escuelas y espacios formativos perpetúan estereotipos de género o normalizan la violencia simbólica.
Implementar una convivencia en paz con enfoque de género en la educación implica:
- Contenidos libres de sexismo y discriminación.
- Formación docente con perspectiva de derechos humanos y género.
- Protocolos contra la violencia sexual y de género en espacios educativos.
¿Quiénes ya están trabajando por esta visión?
Numerosas organizaciones en América Latina —como la Red de Educadoras Feministas o Justa Paz Colombia— impulsan programas comunitarios y pedagógicos donde la convivencia pacífica se basa en la equidad, el cuidado mutuo y la transformación social desde lo local.
La convivencia en paz con enfoque de género no es un ideal abstracto. Es una necesidad concreta para construir sociedades más justas, seguras e incluyentes. Significa mirar la paz no solo como un acuerdo entre Estados, sino como una práctica diaria de respeto, redistribución del poder y garantía de derechos. ¿Estamos dispuestas y dispuestos a construir esa paz que aún falta? Todo empieza por reconocer quiénes han sido históricamente excluidas de ella.
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