En México, las mujeres asumen la mayor parte del trabajo de cuidados no remunerado, lo que puede afectar su salud cardiovascular. Sigue leyendo, y exploraremos los riesgos cardiacos en mujeres cuidadoras y qué medidas pueden tomarse para mitigar estos riesgos.

El estrés crónico asociado al rol de cuidadora puede tener consecuencias graves para la salud del corazón. Factores como la hipertensión, la obesidad y la diabetes, que son prevalentes en la población mexicana, se ven exacerbados por el estrés y la falta de autocuidado. Además, las mujeres son más propensas que los hombres a experimentar síntomas atípicos de enfermedades cardíacas, lo que puede dificultar el diagnóstico y tratamiento oportuno. Por eso, los riesgos cardiacos en mujeres cuidadoras deben ser visibilizados cuanto antes.
En México, el 86.9 por ciento de las personas que brindan cuidados no remunerados son mujeres, dedicando en promedio 38.9 horas semanales a estas labores, en comparación con las 30.6 horas que dedican los hombres. Este trabajo incluye el cuidado de personas con discapacidad, niños y adultos mayores, y a menudo se realiza sin apoyo institucional ni reconocimiento económico.
Prevención y autocuidado
Es fundamental que las mujeres cuidadoras prioricen su salud cardiovascular. Esto incluye la adopción de hábitos saludables como una dieta equilibrada, ejercicio regular y la gestión del estrés. Además, es importante que se realicen chequeos médicos periódicos para detectar y tratar a tiempo cualquier problema de salud.
El reconocimiento y apoyo institucional también son clave. La implementación de políticas públicas que reconozcan y valoren el trabajo de cuidados, así como la creación de redes de apoyo para las cuidadoras, pueden contribuir significativamente a mejorar su bienestar y salud.
Riesgos cardiacos en mujeres cuidadoras: Un problema que nos compete a todos y todas
Las mujeres cuidadoras desempeñan un papel esencial en la sociedad, pero su salud, especialmente la cardiovascular, a menudo se ve comprometida por la carga de trabajo y la falta de apoyo. Es necesario un enfoque integral que combine el autocuidado con políticas públicas que reconozcan y respalden su labor. Cuidar de quienes cuidan es una inversión en la salud y el bienestar de toda la comunidad.
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