¿Cómo una joven de Papantla, Veracruz, llegó a ser reconocida como la mejor estudiante del mundo? La respuesta está en su talento, compromiso social y pasión por la tecnología. Ángela Olazarán no solo ha cambiado su entorno: hoy inspira a toda una generación de niñas y jóvenes latinoamericanas.

En 2024, Ángela Olazarán fue galardonada con el Chegg.org Global Student Prize, un premio internacional que distingue a estudiantes con impacto sobresaliente en su comunidad y en el aprendizaje colectivo. Ángela es la primera mujer latinoamericana en recibir este reconocimiento, entre más de 3,800 postulaciones de 122 países.
¿Quién es Ángela Olazarán?
Nacida en Papantla, Veracruz, Ángela es estudiante de Ingeniería en Tecnologías de la Información y Negocios Digitales en la Universidad Anáhuac Veracruz, campus Xalapa. Desde pequeña se interesó por la tecnología, participando en concursos de robótica y programación. Pero su impacto trascendió lo académico.
Durante la pandemia de COVID-19, observó cómo muchas personas en su comunidad carecían de acceso a servicios médicos. Esa realidad la motivó a desarrollar Ixtlilton, un asistente médico virtual con inteligencia artificial que puede diagnosticar hasta 21 enfermedades mediante preguntas automatizadas. Su mayor ventaja es que no necesita conexión a internet una vez descargado, lo que lo hace ideal para zonas rurales y de difícil acceso.
Una promotora de STEM con propósito social
Ángela Olazarán no solo innova con tecnología: también promueve activamente la participación de mujeres en carreras STEM (Ciencia, Tecnología, Ingeniería y Matemáticas). Su enfoque no se limita al desarrollo de herramientas tecnológicas, sino que se centra en romper las brechas de género en estos espacios históricamente dominados por hombres.
Al hacerlo, se convierte en una referente clave para niñas y jóvenes que sueñan con transformar su realidad a través del conocimiento.
Inspiración para una nueva generación
El caso de Ángela muestra que el talento necesita oportunidades, pero también compromiso ético y visión colectiva. Su historia es una prueba de que las mujeres mexicanas están protagonizando el cambio desde la ciencia, la educación y la innovación social. Porque ser la mejor estudiante del mundo no se trata solo de buenas calificaciones, sino de utilizar el conocimiento para mejorar vidas. En un país donde las brechas educativas y tecnológicas aún son profundas, el ejemplo de Ángela es urgente y esperanzador.
Con su trabajo, Ángela demuestra que el acceso a la tecnología y la salud puede ser más equitativo si las decisiones se toman con perspectiva de justicia social. Y, sobre todo, que las niñas mexicanas pueden ser líderes, creadoras e impulsoras del cambio. ¿La conocías? Su nombre ya forma parte de una historia más grande: la de una educación con impacto, con género y con futuro.
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