Con la proximidad de los Premios Oscar, cabe recordar la presencia y participación femenina en el cine. Pero también, la mala representación a través de personajes y arquetipos femeninos.

Las mujeres, como cualquier persona, son seres multifacéticos y con dimensiones complejas; su carácter y comportamiento varía a lo largo de la vida. Sin embargo, en la industria cinematográfica algunas veces los guiones caen en la costumbre de encasillar a sus personajes femeninos en representaciones estereotipadas.
Desde los orígenes del cine, los arquetipos femeninos se han hecho presentes; ya sea con los personajes como el “ángel doméstico”, caracterizado por sublimar el papel dado a las mujeres por el sistema capitalista y por tener cualidades de pureza y abnegación, o con el otro extremo que representa la “femme fatale”, un tipo de personaje caracterizado por la sensualidad y por su objetivo de dañar al protagonista masculino, muchas películas se han encargado de dar un carácter unidimensional a las mujeres.
Actualmente, el cine contemporáneo aún reproduce ciertos estereotipos femeninos, aunque evolucionados. Por ejemplo, el más común y popular es el arquetipo de la “manic pixie dream girl”, un personaje caracterizado por su personalidad y estilo excéntrico, cuyo único objetivo en la historia es aportar al desarrollo del protagonista. Otro ejemplo es la llamada “chica de al lado”. Este arquetipo representa a una mujer joven con belleza hegemónica, actitud recatada y conductas sanas. Por otro lado, hay arquetipos preocupantes como la “nacida sexy ayer”. Estos personajes son mujeres con un físico atractivo, puestas en situaciones de connotación adulta o incluso sexual; sin embargo, su psique y comportamiento son inocentes e infantiles.
Además de reproducir estereotipos irreales, algunos de estos arquetipos en el cine fomentan la violencia de género o incluso la violencia sexual contra menores, por lo que siempre es relevante tener una postura crítica ante lo que consumimos en los medios y cuestionarnos como sociedad acerca de nuestras conductas y expectativas.
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