Imagínate esto: cada mañana, millones de personas siguen rigurosas rutinas de skincare, aplicando sueros, cremas y mascarillas con la esperanza de preservar su piel joven. Pero, ¿es realmente una elección libre o estamos atrapadas en la exigencia de una juventud eterna impuesta por los estándares de belleza?

El mercado global del skincare alcanzó los 155.8 mil millones de dólares en 2023, según Statista. Esto refleja no solo un creciente interés en el autocuidado, sino también la presión social para mantener una piel impecable. Investigaciones de la psicóloga Renee Engeln (“Beauty Sick”, 2017) revelan que las mujeres dedican hasta una hora diaria a rutinas de belleza para cumplir con ideales poco realistas.
Juventud y estándares de belleza: una relación impuesta en el skincare
La obsesión por la juventud y la belleza en la sociedad actual se ve alimentada por una gran cantidad de fuentes, desde la publicidad omnipresente hasta las redes sociales que nos bombardean constantemente con imágenes de rostros y cuerpos «perfectos». Esta presión por alcanzar y mantener una apariencia juvenil crea un estándar de belleza inalcanzable y, a menudo, perjudicial, especialmente para las mujeres.
La discriminación por edad, o «edadismo», está profundamente arraigada en estos ideales de belleza. Los medios de comunicación desempeñan un papel crucial en la perpetuación de estos estereotipos, como lo demuestra un estudio publicado en la revista «Journal of Women & Aging» en 2021. Este estudio revela que las mujeres mayores de 40 años están infrarrepresentadas en los medios, lo que refuerza la noción errónea de que el envejecimiento es algo negativo que debe evitarse o ocultarse a toda costa.
Esta falta de representación de mujeres mayores en los medios no solo limita la diversidad de la belleza, sino que también envía un mensaje perjudicial a la sociedad: que el valor de una mujer disminuye con la edad. Esto puede tener un impacto significativo en la autoestima y el bienestar emocional de las mujeres a medida que envejecen, haciéndolas sentir invisibles y devaluadas.
Autoexpresión vs. mandato estético
Para muchas personas, el skincare es un acto de bienestar y autoexpresión. Sin embargo, la industria refuerza el miedo al envejecimiento con productos «anti-edad». La dermatóloga Alice Hart-Davis («The Tweakments Guide», 2019) señala que el problema no es el cuidado de la piel, sino la promoción de la eterna juventud como un ideal inalcanzable.
La clave está en cuestionar los mensajes que recibimos. Aceptar la edad como un proceso natural y diversificar las representaciones en los medios puede ser un primer paso. Además, optar por rutinas de skincare desde una perspectiva de salud y no de imposición social ayuda a resignificar su uso.
Entonces, la próxima vez que apliques tu crema hidratante, pregúntate: ¿lo haces por ti o por un estándar ajeno?
Sigue leyendo:
| Consumo de Belleza Feminista: Dilemas Éticos y Tendencias Emergentes
| La violencia estética: presión silenciosa sobre las mujeres