¿Por qué tantas mujeres crecieron sintiendo que debían competir entre ellas en lugar de apoyarse? ¿Qué papel jugaron los medios en esa narrativa? En su más reciente ensayo, Sophie Gilbert lanza una pregunta incómoda pero necesaria: ¿cómo nos enseñó la cultura pop a interiorizar la misoginia?

Con «Girl on Girl: How Pop Culture Turned a Generation of Women Against Themselves», Sophie Gilbert expone cómo la década de los noventa y principios de los dos mil marcaron profundamente la manera en que las mujeres se perciben a sí mismas y a otras. Desde realities y videoclips hasta tabloides y moda, cada elemento cultural formó parte de una maquinaria que moldeó estereotipos, autoimagen y relaciones entre mujeres.
La periodista que diagnostica el impacto cultural de una generación
Escritora británica y reconocida periodista cultural en The Atlantic, es una de las voces más sólidas en el análisis crítico con perspectiva feminista. Fue finalista del Pulitzer en Crítica durante la edición de 2022 y recibió el National Magazine Award en 2024. En Girl on Girl, su nuevo ensayo publicado en abril de 2025, Gilbert analiza cómo la cultura visual de esa época construyó una “matriz de misoginia” difícil de desactivar.
El libro desmenuza cómo productos culturales —de Britney Spears a Jessica Simpson— reforzaron la cosificación y la rivalidad entre mujeres, debilitando las redes de solidaridad. La autora plantea que la hiperexposición femenina y la sexualización masiva no solo venían desde fuera, sino que también fueron interiorizadas por generaciones enteras.
Sophie Gilbert y su crítica al espejismo feminista de los 2000
La autora señala un momento de quiebre: el feminismo de tercera ola y el movimiento riot grrrl fueron absorbidos y suavizados por una cultura mainstream que disfrazó la opresión de empoderamiento. El resultado fue una generación que aprendió a desconfiar de otras mujeres, a juzgarse con dureza y a normalizar la competencia como única forma de validación.
Aunque la periodista no ofrece soluciones concretas, sí propone una conciencia crítica que permita reinterpretar la nostalgia de los 2000 desde otra mirada. Su enfoque no es prescriptivo, sino reflexivo: invita a desmantelar lo aprendido y abrir paso a una narrativa más solidaria entre mujeres.
¿Por qué leer Girl on Girl hoy?
Porque permite conectar con una memoria cultural colectiva y cuestionarla. Porque muchas mujeres millennials se reconocerán en esas vivencias de inseguridad, competencia y autocrítica, y podrán resignificarlas. Porque también es una herramienta valiosa para investigadoras, periodistas o cualquier lectora interesada en la intersección entre cultura, género y poder.
Además, Girl on Girl ofrece un recorrido amplio que va desde la pornografía en línea hasta la moda y la televisión, hilando cómo todos estos medios alimentaron comportamientos nocivos sin que lo notáramos.
Con una escritura clara y aguda, Sophie Gilbert logra lo más difícil: hacernos ver lo cotidiano desde una perspectiva crítica. Aunque su análisis no concluye con un plan de acción, sí activa una alerta imprescindible para revisar cómo nos representamos, cómo nos tratamos y cómo queremos contarnos como mujeres.
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