¿Quién fue Alison Hargreaves y por qué su hazaña sigue haciendo eco décadas después? El 13 de mayo de 1995, esta alpinista británica rompió con todo lo establecido al coronar el Monte Everest sin oxígeno suplementario ni la ayuda de sherpas. Un logro que no solo desafió los límites físicos, sino también los estereotipos de género en uno de los deportes más extremos del mundo: el alpinismo.

Alison Hargreaves nació en Derbyshire, Inglaterra, el 17 de febrero de 1962. Desde joven se apasionó por la escalada, y a lo largo de su carrera desafió las normas de una disciplina históricamente dominada por hombres.
El 13 de mayo de 1995, subió al Everest por la cara norte, siguiendo la ruta del Collado Norte y la arista noreste. Lo hizo completamente sola, sin oxígeno embotellado ni asistencia. Esta hazaña la convirtió en la primera mujer en lograrlo bajo esas condiciones, y una de las pocas personas en el mundo en hacerlo.
Más que una cumbre: una declaración de autonomía
Hargreaves no solo escaló una montaña: rompió barreras culturales y simbólicas. Su decisión de subir sin ayuda externa fue una declaración contundente sobre la autonomía, la capacidad y la fuerza física y mental de las mujeres. En un ámbito donde la presencia femenina ha sido históricamente minimizada, su logro fue también una forma de resistencia. No pidió permiso. No esperó a que las condiciones fueran favorables. Simplemente lo hizo.
Tras el Everest, su objetivo era ambicioso: escalar las tres montañas más altas del mundo —Everest, K2 y Kangchenjunga— en una sola temporada, sin asistencia. Pero el 13 de agosto de 1995, mientras descendía del K2 en Pakistán, una tormenta la alcanzó. Alison murió junto a otros cinco alpinistas. Su cuerpo nunca fue recuperado. Su muerte fue trágica, pero su vida fue una afirmación radical de lo que las mujeres pueden lograr cuando se atreven a ocupar espacios que les han sido negados.
Recordar a Alison Hargreaves: Un sueño inconcluso y un legado eterno
Porque su historia es un recordatorio de que el alpinismo no es solo cuestión de fuerza física, sino de convicción. Y porque sigue inspirando a mujeres en todo el mundo a escalar sus propias montañas, literales o simbólicas.
Recordarla un día como hoy no es solo honrar su hazaña, sino también visibilizar a las mujeres que, incluso en la cima del mundo, han sido invisibles para la historia oficial. Hoy, Alison Hargreaves ocupa el lugar que le corresponde: el de una pionera que abrió camino a otras sin pedir permiso.
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