¿Puede una adolescente cambiar el curso de una guerra, desafiar al poder eclesiástico y convertirse en símbolo de fe y justicia siglos después? Un día como hoy, el 30 de mayo de 1431, Juana de Arco fue ejecutada en la hoguera, acusada de herejía. Su muerte marcó el inicio de una leyenda que perdura como referente histórico, feminista y espiritual.

Conocida como la Doncella de Orleans, Juana de Arco nació en Domrémy, Francia, alrededor del 6 de enero de 1412. Proveniente de una familia campesina, desde los trece años afirmaba recibir visiones divinas que le encomendaban liberar a Francia del dominio inglés. En plena Guerra de los Cien Años, convenció al delfín Carlos —quien luego sería Carlos VII— de que Dios le había asignado esa misión. Su papel como líder militar fue clave: a los diecisiete años encabezó un ejército que liberó Orleans en apenas nueve días.
Juana de Arco: fe, lucha y resistencia femenina
El camino de Juana estuvo lleno de obstáculos. Fue capturada en mayo de 1430 por los borgoñones —aliados de Inglaterra— y entregada a un tribunal eclesiástico dominado por intereses políticos. El juicio, dirigido por el obispo Pierre Cauchon, estuvo lleno de irregularidades. El treinta de mayo de 1431, a los diecinueve años, fue quemada viva en la plaza del Mercado Viejo de Ruan. Su delito: desafiar los roles de género, liderar tropas siendo mujer y decir que hablaba con Dios.
Su historia no terminó allí. En 1456, la Iglesia revisó su proceso y la declaró inocente y mártir. Más de cuatro siglos después, en 1920, fue canonizada por el papa Benedicto XV. Hoy, Juana es una de las santas patronas de Francia y su legado sigue siendo motivo de reflexión y homenaje.
La vigencia en el feminismo contemporáneo
Más allá de los hechos históricos, Juana de Arco representa una figura subversiva: una joven que desobedeció mandatos patriarcales, asumió el liderazgo militar y político y desafió a una estructura de poder que la quería silenciada. Por eso, muchas mujeres la reivindican como símbolo de resistencia, especialmente en contextos donde la voz femenina sigue siendo marginada.
Recientemente, la directora Marta Pazos adaptó su historia en una obra teatral que reflexiona sobre el poder, la fe y el cuerpo femenino en lucha. Esta reinterpretación pone de relieve cómo la Doncella de Orleans sigue inspirando luchas por justicia, visibilidad y autonomía. Un día como hoy, al recordar su ejecución, también recordamos su legado. La Doncella de Orleans no fue solo una mártir religiosa, sino una joven que se atrevió a cambiar la historia, demostrando que una sola voz puede desafiar imperios. Su vida sigue siendo una lección de coraje, fe y convicción para quienes creen en la justicia, la libertad y la igualdad.
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