¿Puede un lugar de trabajo aparentemente seguro esconder riesgos que afectan la salud mental y física de las mujeres? Aunque no siempre se vea, la violencia y acoso en el ámbito laboral es una realidad persistente que genera graves consecuencias. Hoy te contamos por qué es crucial hablar de este problema, y qué datos recientes lo evidencian.

Según el Convenio 190 de la Organización Internacional del Trabajo (OIT), la violencia y acoso en el trabajo incluye comportamientos y prácticas que ocasionan daño físico, psicológico, sexual o económico. Esto abarca tanto el acoso laboral como la violencia de género ejercida en espacios de trabajo.
La OIT advierte que las mujeres son especialmente vulnerables debido a desigualdades estructurales y normas de género que aún persisten en la mayoría de los sectores.
Impactos invisibles pero reales
Aunque el acoso laboral y la violencia de género muchas veces pasan desapercibidos, sus efectos son devastadores:
- Salud mental deteriorada: La Organización Mundial de la Salud (OMS) señala que quienes sufren violencia en el trabajo tienen más probabilidades de desarrollar depresión, ansiedad y trastornos de estrés postraumático.
- Problemas físicos: El acoso puede desencadenar insomnio, hipertensión y enfermedades cardiovasculares, de acuerdo con un estudio de la Universidad de Montreal publicado en la revista Occupational Health.
- Impacto económico: La OIT calcula que la violencia y el acoso reducen la productividad, aumentando el ausentismo y los costos en salud laboral.
Violencia y acoso laboral: una doble vulnerabilidad
Cuando hablamos de violencia de género en el ámbito laboral, no nos referimos solo a agresiones físicas. También hablamos de humillaciones, chantajes sexuales, discriminación salarial y asignación de tareas con sesgo sexista.
Según datos de la Encuesta Nacional de Victimización y Percepción sobre Seguridad Pública (ENVIPE), el 26 por ciento de las mujeres que trabajan reportaron haber vivido algún tipo de acoso o violencia en sus espacios laborales en México.
¿Cómo podemos enfrentar esta realidad?
Combatir la violencia y acoso en el trabajo requiere acciones integrales:
- Políticas de cero tolerancia: Implementar protocolos claros para prevenir y sancionar cualquier forma de violencia.
- Capacitación continua: Formar a todo el personal en igualdad de género y prevención de acoso laboral.
- Apoyo a las víctimas: Facilitar canales seguros de denuncia y acceso a servicios psicológicos y legales.
Adoptar medidas reales no solo protege a las mujeres, sino que también construye entornos de trabajo más justos y saludables para toda la sociedad. La violencia y acoso en el trabajo es un problema estructural que afecta especialmente a las mujeres y daña su salud de manera profunda. Reconocerlo y actuar es urgente. La invisibilidad ya no puede ser una excusa.
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