Cada 25 de abril, el mundo recuerda que el maltrato infantil sigue siendo una herida abierta en nuestras sociedades. Pero hay una verdad incómoda que a menudo se oculta detrás de cifras generales: muchas de las niñas que sufren esta violencia, la viven por el simple hecho de ser niñas. ¿Cómo se entrelazan el maltrato infantil y la violencia de género desde la infancia? Lo exploramos con datos, contexto y una mirada ética.

La violencia de género casi siempre empieza con maltrato infantil. En México, el 90 por ciento de los casos de abuso sexual infantil son perpetrados por personas cercanas al entorno de la víctima. Las niñas son las principales afectadas. De acuerdo con el Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (UNICEF), las niñas tienen casi el doble de probabilidades que los niños de ser víctimas de violencia sexual en la infancia.
Además, según cifras de la Red por los Derechos de la Infancia en México (REDIM), cada día son asesinadas 7 niñas y niños en el país, y al menos una niña desaparece cada hora, muchas veces con fines de explotación sexual.
¿Qué significa vivir la violencia de género desde la infancia?
Para muchas niñas, la primera forma de violencia no es la que ocurre en la calle, sino en su propia casa: abuso sexual, golpes, negligencia, control excesivo o la imposición de estereotipos que limitan su autonomía. Esta violencia no solo daña sus cuerpos, sino que deja marcas profundas en su autoestima y su proyecto de vida.
El caso de Esmeralda, una adolescente mexicana criminalizada por abortar tras ser violada por un familiar, es un ejemplo alarmante de cómo el sistema puede revictimizar a las niñas en lugar de protegerlas.
Las infancias no son neutras: género, impunidad y olvido
Hablar de infancias con perspectiva de género implica reconocer que no todas las niñas y niños viven lo mismo. Las niñas, especialmente en contextos de pobreza, marginación o migración, enfrentan un mayor riesgo de ser explotadas, violentadas y silenciadas.
A pesar de ello, las políticas públicas muchas veces no distinguen las violencias particulares que enfrentan las niñas, ni incluyen datos desagregados por sexo y edad que permitan generar acciones eficaces.
¿Qué podemos hacer contra el maltrato infantil?
- Exigir datos claros: Sin cifras específicas sobre niñas y maltrato infantil, no hay políticas efectivas.
- Denunciar y acompañar: Si conoces un caso, llama al 911 o al 089 (denuncia anónima).
- Hablar del tema: El silencio también es una forma de violencia.
El silencio institucional también es violencia. Hoy, en el Día Internacional contra el Maltrato Infantil, es urgente mirar de frente a esta realidad. El abuso infantil no es solo una cuestión familiar o privada. Es un problema estructural, profundamente ligado a la violencia de género, que comienza mucho antes de lo que queremos aceptar.
Porque si no hablamos de lo que viven las niñas, ¿quién lo hará?
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