Las mujeres neurodivergentes son un sector de la población que enfrenta vivencias muy particulares, por lo que es importante visibilizarlas y fomentar espacios seguros. Pues el autismo en mujeres implica discriminación interseccional en muchas ocasiones.

El Trastorno del Espectro Autista (TEA) es una condición neurobiológica con la que se nace, se manifiesta a través de problemas en la parte sensorial, comunicativa y social; además, la conducta puede afectar el modo en el cual la persona autista se relacione con su entorno, pues se presentan intereses limitados. El autismo en mujeres muchas veces es diagnosticado de forma tardía, lo que implica complicaciones en la vida de ellas.
El autismo dura toda la vida, y es de origen genético, por lo que un diagnóstico pronto es preciso para optimizar la calidad de vida de quien lo presenta. Sin embargo, las mujeres autistas suelen tener un diagnóstico tardío, en algunos casos éste se da hasta su edad adulta, lo que repercute notablemente en su desarrollo social y en el proceso de su educación.
El problema del diagnóstico del autismo en mujeres
Entre los síntomas del espectro autista se encuentran la poca tolerancia a estímulos externos, como el ruido o cierta iluminación, resistencia al cambio, dificultad para relacionarse, una muy baja tolerancia a la frustración, entre muchas otras señales conductuales. Sin embargo, en mujeres y niñas la detección no es tan sencilla.
De acuerdo con investigaciones expuestas por la fundación Autism Speaks, las pacientes femeninas son más propensas a ocultar sus síntomas. Esto es conocido como enmascaramiento, y las niñas lo hacen más comúnmente que los hombres al sentirse en ambientes no seguros.
Las mujeres autistas que no presentan ningún déficit intelectual ni de lenguaje corren más riesgo de una detección tardía, o incluso de nunca recibir un diagnóstico, lo que influye notablemente en su calidad de vida y salud mental. La fundación española ConecTEA presenta un estudio que demuestra que las mujeres con autismo tienen más probabilidad de ser hospitalizadas en instituciones psiquiátricas que los hombres.
Es importante considerar las expectativas y los prejuicios con los que las mujeres cargan, pues por estereotipos y roles de género se espera que sean más recatadas y sepan comportarse en situaciones sociales. Esto crea espacios no seguros en donde las mujeres autistas sentirán la necesidad de enmascarar sus síntomas, dando como resultado una detección tardía o nula de su condición.
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