Con la era digital y las redes sociales, la presión a las mujeres para verse de cierta manera incrementa. Especialmente las niñas y adolescentes son susceptibles a los cánones de belleza. Aunque tener un estándar de lo que es estético ha sido una conducta consistente en la humanidad, la percepción de ello ha evolucionado y cambiado.

A lo largo de la historia, los ideales de belleza han evolucionado según los valores y contextos de cada época. En la Grecia clásica, la simetría y la perfección física representaban el equilibrio divino, mientras que en el Renacimiento se exaltaba los cuerpos curvilíneos, símbolo de abundancia y estatus social.
Con la llegada de los medios de comunicación y la globalización, los cánones de belleza se difundieron masivamente. Durante el siglo XX, Hollywood impuso tendencias cambiantes: cuerpos delgados en los años 20, figuras más voluptuosas en los 50 y modelos extremadamente esbeltos en los 90. En la actualidad, las redes sociales han impulsado una mayor diversidad en la representación de la belleza, aunque la industria continúa promoviendo ideales poco realistas.
Efecto de los estándares de belleza en mujeres mexicanas
El impacto de estos cánones de belleza en la autoestima y la salud mental es significativo, especialmente en los jóvenes. Según la ENSANUT 2021, el 32% de las adolescentes mexicanas ha recurrido a métodos riesgosos para perder peso. Además, un estudio de la UNAM señala que el 70% de las mujeres en México no está conforme con su cuerpo, influenciado en gran parte por los modelos de belleza promovidos por los medios.
La discriminación por apariencia sigue siendo un problema vigente, especialmente para las mujeres no blancas. De acuerdo con la ENADIS 2022, el 29.1% de las mujeres en México han sido discriminadas por su físico. Además, el CONAPRED señala que la apariencia sigue influyendo en las oportunidades laborales. Esta situación es aún más marcada en mujeres indígenas y afrodescendientes. Según la misma encuesta, el 40.3% de las mujeres indígenas ha enfrentado discriminación por su tono de piel, mientras que un estudio del Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI) indica que las mujeres con tonos de piel más oscuros tienen menores probabilidades de acceder a empleos bien remunerados.
Si bien hay avances hacia una mayor inclusión, aún persisten desafíos. Es fundamental cuestionar los ideales impuestos por la industria y promover una visión de la belleza más diversa, realista y centrada en el bienestar.
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