¿Qué significa que una carrera popular supere, por primera vez, el 50 % de participación femenina? La Carrera Nocturna de Huesca lo acaba de demostrar: más que un dato, es un reflejo de transformación social en el deporte.

La décima edición de la Carrera Nocturna de Huesca, celebrada el pasado 9 de mayo, marcó un hito al registrar un 53 por ciento de participación femenina, frente al 47 por ciento masculina. Este cambio, aunque numéricamente leve, representa un avance significativo en la reducción de la brecha de género en las actividades físicas y deportivas. Organizada por el Campus de Huesca de la Universidad de Zaragoza, la carrera se consolida como un ejemplo de inclusión y equidad.
Bajo el lema “Noches Saludables”, el evento reunió a 700 personas de entre 6 y 74 años, lo que demuestra su carácter intergeneracional y comunitario. En tiempos donde el acceso equitativo al deporte sigue siendo una deuda pendiente, este logro merece ser visibilizado y analizado.
Recorridos accesibles e inclusión real en la Carrera Nocturna de Huesca
La Carrera Nocturna de Huesca ofreció dos recorridos de 4,84 y 7,79 kilómetros, ambos iluminados por linternas frontales. El evento se estructuró en diferentes categorías: menores, medianos y mayores, además de equipos escolares y universitarios. Como gesto clave hacia la equidad, los equipos debían ser mixtos o integrados solo por mujeres, lo que impulsó la participación femenina desde su base organizativa.
No se trató solo de correr, sino de correr juntas. Este diseño inclusivo favorece una cultura deportiva que no excluye por edad ni por género. Además del componente deportivo, la carrera destinó el 0,7 por ciento del total recaudado a UNICEF, integrando la solidaridad en el corazón del evento. En un contexto de creciente desafección institucional, estos gestos refuerzan la función social de los eventos deportivos como espacios de cuidado colectivo.
Hacia una práctica deportiva más igualitaria
Que las mujeres hayan liderado en número esta edición no es casualidad: responde a años de trabajo desde múltiples frentes para democratizar el acceso al deporte. La Carrera de la Universidad de Zaragoza se convierte así en una referencia, no solo por su logística y convocatoria, sino por su capacidad de abrir camino hacia una participación más justa y representativa.
La décima edición de la Carrera Nocturna de Huesca no fue una más: fue un símbolo del cambio que queremos ver. En un evento donde mujeres, niñas, adultas mayores y jóvenes se apropiaron del espacio público con sus pasos, se confirmó que el deporte puede ser también una herramienta de igualdad, salud y transformación social.
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