¿Por qué sigue pareciendo “excepcional” cuando un padre cambia pañales o lleva a su hija al médico? Aunque hemos avanzado en la conversación sobre igualdad, la corresponsabilidad en la crianza sigue siendo una deuda pendiente en México. Lo que muchas veces se celebra como un gesto, debería ser una obligación compartida.

La corresponsabilidad en la crianza implica que tanto mujeres como hombres se involucren activamente en el cuidado, educación y acompañamiento emocional de niñas y niños. No se trata de “ayudar”, sino de asumir responsabilidades en igualdad de condiciones.
Esta idea está respaldada por la Ley General de los Derechos de Niñas, Niños y Adolescentes, que establece que madres, padres, tutores y el Estado deben garantizar el desarrollo integral de las infancias. Sin embargo, en la práctica, las mujeres siguen cargando con la mayor parte del trabajo de cuidado.
¿Qué dicen los datos sobre paternidad y cuidado en México?
Según la Encuesta Nacional sobre Uso del Tiempo del INEGI de 2021, las mujeres dedican en promedio 28.8 horas semanales al cuidado de personas, mientras que los hombres apenas 12.4 horas. Esta brecha refleja una falta de paternidad responsable y de políticas públicas que promuevan la equidad.
Además, datos del Instituto Nacional de las Mujeres (INMUJERES) señalan que 7 de cada 10 hombres no participan activamente en el cuidado diario de sus hijas e hijos. Esto tiene consecuencias directas en la sobrecarga de trabajo no remunerado para las mujeres y en el vínculo emocional de los padres con sus hijas e hijos.
¿Cómo fomentar la corresponsabilidad en la crianza?
- Visibilizar los beneficios del involucramiento paterno, tanto para los niños como para los propios hombres.
- Modificar licencias de paternidad, ampliándolas y haciéndolas obligatorias. Actualmente, la ley solo contempla cinco días laborales para los padres.
- Transformar estereotipos de género que asocian el cuidado exclusivamente con lo femenino.
- Educar desde la infancia sobre igualdad y cuidado compartido.
La crianza también es política. Hablar de paternidad responsable no es solo un asunto privado. Es una cuestión de justicia social, de equidad de género y de derechos de la infancia. Cuando los hombres se involucran en la crianza, se construyen vínculos más sanos y se desafían los modelos tradicionales que perpetúan desigualdades.
Asumir la corresponsabilidad en la crianza no es opcional ni extraordinario. Es una parte esencial del ejercicio de la paternidad y un paso clave hacia una sociedad más justa. El cuidado no es femenino, es humano.
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