Sentirse agotada y buscar ayuda sólo para escuchar que es «normal» porque ser mujer es algo que muchas mujeres, jóvenes y niñas han vivido. La salud mental en mujeres sigue marcada por estereotipos que invisibilizan su sufrimiento y dificultan el acceso a tratamientos adecuados. ¿Cómo podemos romper con estas barreras y construir una sociedad más equitativa?

La violencia de género, en sus múltiples manifestaciones, inflige un daño profundo y duradero en la salud mental en mujeres. Aquellas que han sido víctimas de violencia física, psicológica, sexual o económica, enfrentan un riesgo significativamente mayor de desarrollar trastornos como el estrés postraumático, la depresión y la ansiedad. El impacto de estas experiencias traumáticas puede manifestarse en forma de pesadillas recurrentes, flashbacks angustiantes, insomnio, irritabilidad, aislamiento social y una sensación persistente de inseguridad.
Secuelas de la violencia de género en la salud mental en mujeres
Además, la violencia de género a menudo genera un profundo sentimiento de culpa y vergüenza en las víctimas, lo que puede llevarlas a aislarse y a no buscar ayuda. Este estigma internalizado, sumado a la falta de reconocimiento social del problema, puede dificultar aún más el acceso a un tratamiento adecuado.
A menudo, las secuelas psicológicas de la violencia de género son minimizadas o mal diagnosticadas, atribuyéndolas erróneamente a causas individuales o a factores externos. Esta falta de comprensión y reconocimiento del problema perpetúa la invisibilización del sufrimiento de las víctimas y obstaculiza su acceso a un tratamiento adecuado y oportuno. Es fundamental romper con estos estereotipos y prejuicios, y reconocer que la violencia de género es un problema de salud pública que requiere una respuesta integral y multidisciplinaria.
Rompiendo los estereotipos: un enfoque de género en la salud mental en mujeres
Para garantizar una atención justa y efectiva, es fundamental adoptar un enfoque de género en la salud mental. Esto implica:
- Cuestionar los prejuicios en el diagnóstico: No todas las emociones femeninas son «exageraciones» o «sensibilidad extrema».
- Promover modelos de atención equitativos: Servicios de salud mental que consideren las experiencias de las mujeres y ofrezcan apoyo sin estigmatización.
- Fomentar la autonomía: Las mujeres deben ser protagonistas de su bienestar, con información clara y opciones de tratamiento adecuadas a sus necesidades.
Visibilizar el liderazgo y la resiliencia de las mujeres es clave para desafiar los estereotipos. Existen iniciativas que destacan su papel en distintos ámbitos, desde la salud hasta el desarrollo social, evidenciando que su valor va más allá de los roles tradicionales.
Para avanzar, es imprescindible cuestionar lo que damos por hecho sobre la salud mental en mujeres y exigir un cambio en cómo se aborda. ¿Estamos dispuestos a romper los estereotipos y garantizar una salud emocional justa para todas?
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